Rutas de Senderismo

1 de noviembre de 2015

Domingo 1 de Noviembre. Ruta Galilea-JUBERA-Galilea


Iglesia y plaza de Jubera

Ficha Técnica

Fecha: 1 de Noviembre de 2015 a las 9,30 horas, desde la plaza E.G.Gallarza.
Recorrido: Galilea-Jubera-Galilea.
Distancia: 18,500 km.
Tiempo total con paradas: 4 h y 15 min.
Recorrido: Ida y vuelta.
Dificultad: Media.
Obstáculos: Vadear el río Jubera dos veces por sentido. Si su caudal fuese abundante iríamos por los corrales de Venturiel, sin cruzar el río.


Descripción del recorrido




Ermita de San Miguel. Exterior
La salida es como siempre desde la plaza del pueblo. Se continúa por la calle Daniel Menchaca para tomar el camino de las Longillas o de Ocón. Como en otras rutas se gira hacia la derecha a la altura de los corrales de Costereña para enfilar el camino hacía el río Jubera. Si el río no baja agua , se cruza hacia la orilla izquierda para caminar un kilómetro entre las huertas de Jubera hasta confluir nuevamente con el propio río que habrá que vadearlo de nuevo a la altura de la ermita de San Miguel. Seguir por éste camino hasta el nucleo habitable del pueblo que toma su nombre del río.La vuelta se hará volviendo por el mismo camino hasta la ermita de San Miguel, pero una vez en en el cauce del río, tomar el camino de la derecha que lleva a los corrales de Venturiel, y de esta manera nos evitamos vadear el río.
Interior Ermita de San Miguel

El retorno lo hacemos por el mismo camino de la ida, hacia los corrales de Costereña, y de ahí por el camino de Ocón hacia la Calle Daniel Menchaca, donde finalizaremos la ruta. 
La ermita de San Miguel es una construcción sencilla y rural levantada en sillarejo y mampostería. Es de una sola nave de tres tramos y cabecera rectangular cubierta con aristas sobre arcos de medio punto y pilastras toscanas. Sobre la cabecera esta la sacristía cubierta con aristas. La portada en el segundo tramo de la nave es adintelada y está cubierta por un pórtico de medio punto.Se trata de un edificio barroco, probablemente del siglo XVIII. Su estado es de total abandono. Aunque todavía conserva las bóvedas, las cubiertas del tejado tienen ya considerables agujeros lo que hará que se hundan en un futuro cercano.

Ermita de la Virgen del Prado
La ermita de la virgen del Prado es un edificio barroco del siglo XVIII. Construcción de mampostería de tres tramos y cabecera rectangular, cubierta con lunetas sobre arcos de medio punto y pilastras toscanas, con coro a los pies. Está construida sobre un edificio anterior, y la tradición la considera fundada por el propio apóstol Santiago. La imagen sedante de la titular se conserva en la Iglesia de San Nicolás de Bari, y es gótica del siglo XIV





El castillo de Jubera está situado en la cima de un cerro calizo sobre el mismo pueblo. Restos de la cerca de murallas y torres cilíndricas.
Época: siglos X y XI. Propiedad: particular
El castillo de Jubera se alza sobre una cima montañosa al sur del pueblo. En la lejanía se puede divisar su silueta vigilante que durante mil años ha constituido un referente visual para los pobladores, grabada en su retina como una parte más del paisaje. Desde su situación privilegiada a 750 metros se controla la entrada de la hoz tallada por el río Jubera y la vega del Ebro y le permitía estar comunicado con los castillos de Robres y de Ocón.

El castillo está formado por una sucesión imponente de cuatro círculos de muralla que protegían el núcleo central de habitación que hacen de él el más grande de La Rioja. Las necesidades de adaptación al terreno hacen que su forma sea difícilmente descriptible salvo el cuerpo central que es claramente rectangular. Escapes, rocas y otros elementos del terreno son incorporados con naturalidad a la fortaleza haciendo que elementos naturales y construcción actúen con la misma función. 
Castillo de Jubera, en ruinas
La cumbre está ocupada por el cuerpo principal que debió ser habitable y de obra estable. 
Conformado por un rectángulo de paredes rectilíneas, con cuatro vanos en los paramentos este y oeste todavía perceptibles, tiene el ingreso en la parte norte y una salida al sur. Esta acompañado y protegido por dos torres cilíndricas que se levantan tanto en la cabecera norte como en la sur. Desde las dos se controla el valle en ambas direcciones. Este cuerpo central está protegido por una segunda muralla que por su parte exterior desciende a una cota notablemente inferior, de trazado recto con cubo central, adarve y aspilleras a dos niveles gracias al foso de su trasdós. La tercera muralla se configura como una barbacana que refuerza la accidentada topografía con una mayor prominencia de los cubos de trazado muy variado.
Para llegar a esta tercera muralla había que superar una cuarta, muy deteriorada con solo restos en una gran parte. Esta cuarta en su cara norte, alberga el ingreso al castillo con un complejo sistema de muros que permite intuir la configuración de una especie de laberinto. El arco de entrada es un arco apuntado doblado y resaltan las dovelas en arenisca que contrasta con el azul de la caliza. El lienzo que alberga el arco de entrada y al que se adosa la esclusa de control del ingreso es el de mejor factura de todo el recinto y aun mantiene varias almenas. En la primera exclusa de defensa del ingreso hay una cueva que al parecer conecta con una gran cámara que contiene inscripciones medievales y que llega hasta el río Jubera 150 metros más abajo.
En el interior del castillo se han encontrado restos prerromanos aunque fue erigido en la alta edad media y gran parte de lo conservado data del siglo XII aunque muy rehecho de forma precipitada hacia 1833 con motivo de las guerras carlistas.
Su estado de conservación es de ruina total y gran parte del alzado de los muros se encuentra a punto de derrumbarse fruto del abandono durante tanto tiempo a las inclemencias del tiempo.


Fuente: patrimoniolvidadodelarioja.blogspot.com


Impresión del recorrido

En una mañana sumamente agradable en lo meteorológico, el grupo de senderistas ya habitual recorrimos  los espaciosos caminos que nos llevaron a Jubera, en un ambiente distendido, hablador... y culinario ya que, además del suculento bocadillo del que dimos buena cuenta en los soportales de la plaza de Jubera, también racimamos algunas viñas que nos tocaban de paso, así como nos hicimos con alguna roja manzana que el viento había desprendido de las ramas.
Es una verdadera lástima que no haya más aceptación hacía este tipo de actividades  que sólo reporta beneficios tanto en lo físico como en lo social, y que no representa sacrificio alguno ya que, el ritmo de la marcha y las características de la misma, se adaptan perfectamente al perfil de los caminantes. Esperemos que en citas sucesivas la nómina de andariegos se vea incrementa, siquiera levemente. Y si no es así, eso que se pierden.


Plaza de Jubera. Esther, Paloma, Antonio, Alberto y Santi.